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¿Quién te está juzgando?
- 14/04/2021
- Publicado por: Carlos Giménez Donoso
- Categoría: General

Hay días, en los que la metacognición me juega malas pasadas y me hace sentirme en un extraño juicio en lugar de en una relación terapéutica con otro ser humano. Estoy convencido de que esto es algo que no le sucede a todo el mundo, pero si tú eres una de esas personas que también se siente juzgada de vez en cuando, seguro que me entenderás.
Quizá os preguntéis quién es el tribunal de esa Santa Inquisición de la Correctísima Praxis. Os anticipo que no son los pacientes, tampoco mis compañeros de trabajo pues ejerzo en una sala individual con mucha privacidad. ¿Entonces? Entonces ese maldito tribunal es el resultado de un extraño fenómeno esquizoide que surge dentro de mi cabeza. Con frecuencia me encuentro a mí mismo diciéndome cosas como: “tendrías que estar enseñándole un ejercicio en lugar de tanto charlar”, “no lo digas, no digas contractura”, “para qué le tocas el cuello, lo vas a fragilizar”, “no le has pasado el cuestionario de catastrofismo”, “eso que vas a hacer sólo tiene evidencia de mejoría en el corto plazo” y suma y sigue. Cuando tengo uno de esos días, reconozco que si mi profesión fuese un papel, la estrujaría con rabia y la tiraría a la papelera.
Por fortuna, esto no siempre es así, ni tampoco lo es la mayoría de las veces, pero os aseguro que los días “cruzados”, esto de la fisioterapia se me hace bola. Creo que a veces somos demasiado duros con nosotros mismos, demasiado exigentes. No es que la autoexigencia sea algo negativo, pero como todo en la vida, en exceso, no es bueno.
Hay días que siento que practico una fisioterapia basada en la evidencia y otros días una fisioterapia juzgada por la evidencia. Qué tipo de fisioterapia pongo en práctica cada día depende exclusivamente de mí, pero he de reconocer que estar sometido a tanta sobre-información en las redes sociales, a tanto supuesto experto que predica sin atisbo de duda qué es correcto y qué no lo es, con frecuencia desemboca en días de sentirme ante los tribunales y lo que tengo claro es que esos días, los tratamientos son peores, pierdo el foco de atención de lo importante y dejo de aplicar aquello de la atención centrada en la persona para aplicar una especie de terapia centrada en el qué dirían mis compañeros de profesión.
Una estrategia que a mi me funciona (sí, va-bienismo del bueno) es tomarme unos instantes para respirar, para enfocar toda mi atención en la persona que está a punto de entrar en consulta e intentar practicar aquello de la atención plena en el momento presente. Enfocarme en descifrar de qué manera puedo ayudar aquí y ahora a ese otro ser humano que está sufriendo en una situación concreta y con unos recursos determinados. Es mi forma de salir del agujero negro que absorbe la atención en el que en ocasiones se convierten para mi las redes sociales.
Las reflexiones de esta entrada de blog han sido inspiradas por uno de los videos de #humorparafisios que podéis ver aquí abajo. Tengo la suerte de tener a su autor en la consulta de al lado, gracias Marc Lari por tantas y tantas charlas inspiradoras.