Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.
Hola, estoy peor. Parte 2.
- 15/01/2022
- Publicado por: Carlos Giménez Donoso
- Categoría: General

Lo del “Toblerone” no sólo es para los pacientes.
Como os prometí en la entrada anterior, voy a comentar algunas reflexiones que creo que pueden ser útiles para afrontar esa temida respuesta cuando un paciente vuelve a consulta y te dice: “estoy peor”.
En primer lugar, y como para cualquier problema que uno quiere solucionar, hay que tomar conciencia de cómo nos impacta y qué tipo de reacción nos genera esa respuesta por parte del paciente: ¿me siento frustrado, atacado, retado, enfadado, decepcionado…?.
Aunque en principio pueda ser comprensible sentirse así cuando un paciente vuelve peor, pienso que en muchas ocasiones es fruto de no haber hecho un buen trabajo previo por nuestra parte en muchos sentidos.
Hoy hablaremos de dos ideas que tienen que ver con nuestras expectativas como fisioterapeutas.
Nos gusta mucho explicarles a los pacientes que los procesos de recuperación no son lineales, sino que es probable que nos encontremos con altibajos en el camino. Aquello que el gran Louis Gifford llamó ingeniosamente “recuperación en Toblerone”. Esta intervención educativa tiene al menos dos propósitos:
- Por un lado, ayudar al paciente a ajustar sus expectativas en relación a cómo se prevé su proceso de recuperación.
- Por otro lado, prepararle para que cuando llegue uno de esos momentos de bajón lo sepa aceptar mejor, disminuya su frustración y tenga herramientas para gestionarlo.
Si preparamos a nuestros pacientes para esos “malos” momentos, ¿por qué no nos lo aplicamos a nosotros mismos?.
Si cuando aparece un momento de bajón somos los primeros que perdemos el control y comenzamos a actuar impulsivamente conducidos por el estrés que nos ha generado la situación, ¿cómo vamos a ser capaces de que nuestro paciente retome el control de la situación?
Si le explicas el modelo “toblerone” a tus pacientes pero cuando aparece un momento de bajón te frustras y te decepcionas, ¿no estarás funcionando con expectativas de un modelo lineal de recuperación?

Recogiendo el guante de esta última pregunta, merece la pena que indaguemos en la siguiente cuestión: ¿qué creencias manejas en relación a un tratamiento de fisioterapia para que la respuesta de “estoy peor” te genere frustración? Si te manejas desde la creencia de que cuando un paciente entra en tu consulta con un problema, tu misión es aplicar una intervención que consiga eliminar la queja del paciente, es normal que si el paciente no vuelve mejor te sientas frustrado. No se han cumplido tus expectativas. Si este es el caso, quizá deberías revisar esa creencia. Nuestra intervención dentro de una consulta de fisioterapia no deja de ser uno de los cientos de estímulos a los que se somete un paciente en su vida diaria. ¿No es demasiado ambicioso pensar que nuestro estímulo va a ser capaz de revertir una situación en la que probablemente influyen multitud de variables? Sin renunciar a la aspiración de generar el mayor impacto positivo en un paciente, creo que hay que apuntar alto, pero con los pies en el suelo.
Quizá ahora mismo estés pensando que tú ya eres consciente de todo lo que he comentado, pero que el problema es que el que tiene la creencia de que tendría que estar mejor es el paciente y te hace enteramente responsable de su “no mejoría”. En este caso, en la próxima entrada hablaremos de más estrategias para gestionar estas situaciones, pero antes te invito a que reflexiones sobre lo siguiente: si tu paciente tiene esas creencias y esas expectativas, ¿has hecho algo por invitarle a cambiar esas expectativas? ¿has dedicado el tiempo suficiente a educarle en su problema? ¿has diseñado el plan de tratamiento en base a una toma de decisiones compartida? Si la respuesta es no, plantéate en el tejado de quien se encuentra la pelota entonces…
Espero que te sirva de ayuda y, si tienes reflexiones que aportar y que puedan enriquecernos a todos, no dudes en compartirlas en los comentarios.