Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.
Blog
Dolor no significa daño
- 16/05/2019
- Publicado por: Carlos Giménez Donoso
- Categoría: General

El dolor no significa daño en el tejido y el daño en el tejido no significa dolor.
¿Eres de los que piensa que si sientes dolor, es debido a que algo se ha lesionado, a que hay un daño en los tejidos? Si es así, ya es hora de que cambies de idea. Si quieres comprender mejor cómo funciona el dolor, la primera idea que tienes que tener clara es que DAÑO no es igual a DOLOR y por tanto DOLOR no es igual a DAÑO.
Para entenderlo mejor, tenemos que retomar el esquema de “estímulo, análisis, respuesta”.
Cuando se estimula un nociceptor (recuerda que puede estimularse por un daño real y también por una amenaza de daño), las fibras nerviosas periféricas transmiten esa información al sistema nervioso central. Primero llegará a la médula espinal y de ahí continuará su camino hasta diferentes áreas del cerebro. En el cerebro se procederá a analizar esa información y en función del resultado de ese análisis, el cerebro dará una respuesta. Esa respuesta puede ser experimentar dolor, o no hacerlo. Además, en función de la situación, esa experiencia de dolor irá acompañada de otras respuestas, como por ejemplo, proteger la zona en cuestión, buscar ayuda, tomar un medicamento…
Entonces, ¿qué es el dolor?
El dolor es una decisión del cerebro
Así que podemos encontrarnos ante varias situaciones:
Ya sabes que no hace falta un daño real para activar los nociceptores. La amenaza de daño puede ser suficiente para hacerlo y que el cerebro active la experiencia de dolor. Aquí tendríamos dolor sin daño (1).
Por otro lado, puede que haya daño en el tejido, y el cerebro por algún motivo decida que no se experimenta dolor. En este caso tendremos daño sin dolor (2).
Y por supuesto podemos tener daño en el tejido y que el cerebro decida que sí hay dolor. Tendríamos el caso de daño con dolor (3).
Incluso puede que no haya ni daño, ni amenaza de daño en el tejido, pero que el cerebro decida activar la experiencia de dolor (4). Piensa en el dolor del miembro fantasma, ¡duele una parte del cuerpo que ya no está!
Seguro que ahora te estarás preguntando ¿de qué depende que el cerebro tome una decisión u otra? Hay muchos factores que influyen en la decisión del cerebro, estos los veremos en otra entrada.