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Ciencia, tribalismo y hooligans
- 23/06/2021
- Publicado por: Carlos Giménez Donoso
- Categoría: General

No deja de sorprenderme la utilización tribal que hacemos de la producción científica. Bueno, en realidad no me sorprende, somos humanos y somos tribales, ¿por qué la ciencia iba a quedar fuera?
Creo que uno de los grandes problemas es nuestro elevado analfabetismo científico dentro del cuál me incluyo y además en los primeros puestos. Tenemos una escasa cultura científica y sin embargo somos tremendamente osados a la hora de envolvernos en su bandera, quizá por aquello de que la ignorancia es la madre del atrevimiento. Por un lado nos falta conocimiento sobre metodología de investigación y por otro lado nos falta conocimiento sobre filosofía de la ciencia. Soy consciente de que ambas materias pueden resultar aburridas, áridas y de poca traslación al ámbito clínico directo, que es donde nos movemos una gran mayoría de los fisioterapeutas. Sin embargo, no nos tiembla el pulso a la hora de utilizar las conclusiones de un artículo científico para defender a ultranza nuestra intervención favorita o para atacar sin escrúpulos aquellas intervenciones que sentimos menos afines. Por otro lado, cuando vemos un artículo que llega a conclusiones que no coinciden con nuestra opinión, tardamos muy poco en sacar la lupa y empezar a destriparlo para ver dónde está el error metodológico que justifica que no se hayan encontrado los resultados que nosotros esperábamos. El problema no es tanto el artículo en sí o su metodología como lo que pretendemos hacer con él. Nuestro desconocimiento del método científico nos lleva a extraer conclusiones que no pueden ser extraídas de ese modo. Acabamos poniendo palabras en la boca de los autores que ellos mismos no dirían. El problema no es la ciencia, el problema es nuestra falta de comprensión de lo que la ciencia nos puede aportar.
Y esto es algo que lo hacemos todos y de todas las tendencias, somos tremendamente incisivos cuando algo no nos convence y tremendamente laxos y flexibles cuando algo encaja en nuestro marco de creencias. Pues bien, precisamente esto es lo que la ciencia trata de evitar y somos nosotros los que pervertimos esos intentos. Si conociésemos mejor qué es ser científico, pero de los de verdad, de los que dudan, de los que buscan, de los que se replantean las cosas, de los que no tienen prisa por llegar a la verdad porque saben que probablemente sólo es posible aproximarse, de los que saben que la verdad de hoy será el “estábamos equivocados” del mañana, quizá y sólo quizá seríamos más humildes a la hora de utilizar la información que nos proporciona el método científico.
La verdad de hoy será el “estábamos equivocados” del mañana.
Una buena forma de darse un baño de humildad es hacer tus pinitos en el mundo de la investigación, pero no con una revisión sistemática, no, hablo de meterse hasta dentro, hacer un estudio experimental. Ahí es cuando bajas de las nubes y tocas suelo. Ahí es donde te das cuenta de las limitaciones que entraña el intento de controlar al máximo todas las variables posibles, ahí es donde te das cuenta que de tu estudio no se podrán sacar las conclusiones que otros pretenderán sacar, que por mucho que lo intentaste no acabará de reflejar la complejidad de la realidad clínica, que aquello que querías medir todavía no es posible con la tecnología actual, que lo que sí pudiste medir es sólo una parte del todo, que no es tan fácil encontrar una muestra suficiente, que… Y sin embargo, sabrás que ese es el camino porque de momento es la mejor forma que tenemos para intentar comprender mejor nuestra realidad. No lo pervirtamos con nuestras banderas y nuestras estridencias como si fuésemos los hooligans de no se qué equipo de fútbol.